Los juristas y la democracia

Para muchos de nosotros, que hemos visto en el derecho más que una profesión o un empleo y lo hemos adoptado como una vocación y estilo de vida, lo ocurrido el 5 de noviembre cambió radicalmente nuestro futuro profesional.

Ese día cuando muchos de nosotros estábamos afuera de la Corte, nos movilizamos, porque era un gran día, teníamos depositada nuestra esperanza en el Tribunal Constitucional. La lucha llegó al momento culminante. Ese día se definiría si la reforma al Poder Judicial subsistía o se invalidaba.

Quienes estábamos afuera de la Corte, quienes pudimos llegar a pesar de los intentos de la policía para impedirlo y la extensa cerca de vallas con las que nos cerraron nada menos que la Plaza de la Constitución (el Zócalo), vimos y escuchamos cómo se posicionaban cada uno de los ministros.

Cada pronunciamiento era una pequeña victoria. Todo indicaba que la Corte se vestiría de gala ese día.

Pero la contrariedad llegó y ya sabemos cómo terminó la historia.

Ahora la pregunta es: ¿qué sigue? 

En este espacio reflexionaremos sobre las oportunidades, la responsabilidad y el compromiso que hoy está en manos de nosotros, juristas de convicciones, quienes tenemos muy claro que la lealtad y el compromiso institucional y personal siempre ha sido con la Constitución y la defensa de la democracia.

Muy a pesar del oficialismo, ¡La democracia nunca muere! ¡Somos demócratas y en nosotros encontrarán resistencia!

El orden constitucional habrá de ser restablecido. La última palabra es nuestra, de la ciudadanía. Es un grito que se ahoga en la garganta del pueblo mexicano pero que al tiempo habrá de surgir con verdadera energía.