Entonces…, ¿dónde quedaron los 35 millones de votos?

En México hemos escuchado hasta el cansancio el argumento de que “35 millones de votos respaldaron la reforma judicial”, haciendo alarde de la mayoría que obtuvo el partido oficial en la elección de 2024.

Este argumento falaz fue utilizado por legisladores, la presidencia de la República, militancia de morena y sus simpatizantes.

Hoy mismo lo retoman consejeros electorales del INE y magistrados electorales federales. No les importa saber que no solo es un embuste, sino la expresión más antidemocrática que se ha utilizado para apoyar la reforma, que suprime la pluralidad política y olvida que en una democracia contamos todos.

La falacia de la supuesta legitimidad con la que se pretendió respaldar la reforma judicial se revela por sí misma y regresa a todos con un efecto bumerán. Esto puede constatarse con las declaraciones que esta semana emitió la consejera presidenta del INE.

Entre el 13 y 15 de enero de este año, Guadalupe Taddei expresó ante diversos medios de comunicación que el INE tiene proyectada para la elección judicial una participación que oscila entre el 8 y 15% de la ciudadanía.

Esa cifra resulta a todas luces irrisoria y burda. Si México es un país de 130 millones de habitantes, donde 98 millones de mexicanos están inscritos en el padrón electoral y cuentan con su credencial para votar, entonces en la elección judicial se espera solamente la participación de entre 8 y 14 millones de mexicanos. Esto equivaldría al número de personas que habitan en la Ciudad de México, es decir, a una sola entidad federativa del país.

Nos comenta la consejera presidenta que la estimación se obtuvo de ejercicios de participación como la consulta popular sobre el enjuiciamiento a expresidentes de 2021 y a la revocación de mandato celebrada en 2022.

Es curioso, el parámetro para la proyección de la elección judicial se obtiene de los dos ejercicios democráticos que se caracterizaron por ser un fracaso. Es decir, implícitamente la presidenta del INE reconoce que la elección judicial será UN FRACASO.

En esos ejercicios la participación fue tan escasa que sus resultados ni siquiera llegaron a tener efectos obligatorios; porque la propia ley estableció candados para asegurar no solo la expresión de una mayoría, sino la legitimidad de los resultados, sin la cual no podría afectarse a toda una nación.

Pretender asimilar la elección judicial a la revocación de mandato y a la consulta popular carece de toda lógica. No estamos frente al capricho y la megalomanía de un hombre que motivaron esos ejercicios, sino frente a la renovación de un poder público del Estado.

El Poder Judicial de la Federación se encuentra al mismo nivel que el Poder Ejecutivo y Legislativo; en la elección judicial tendríamos que esperar al menos igualar la participación que se ha tenido en elecciones de los otros dos poderes públicos.

Pero no es así, hoy el INE no organiza una auténtica elección, sino un mero trámite para la captura del Poder Judicial de la Federación, una gestión para pasar su control al oficialismo.

Las mentiras caen por sí solas. Entre más grande la mentira más estruendosa su caída.

La baja participación nos demuestra que la reforma judicial nunca tuvo la legitimidad democrática que tanto se pregonó, se esperan 8 millones de votantes para la elección judicial.

Entonces…, ¿dónde quedaron los 35 millones de votos que la respaldaron?